Y la pelea no ocurrió en las selvas de Centro América, fue en el zoológico de Santa Cruz, a las afueras de Bogotá (1 hora). Ambas hembras, territoriales, esplendidas, vanidosas y orgullosas, extendieron sus alas y se echaron al ataque, las garras y los picos sólo fueron el instrumento de sus amenazas. Eran dos damas en celo que llevaban la sangre hirviendo. Al final, de la misma manera que entraron en pelea volarona cada extremo de la jaula y desde allá, dieron una algarabía de insultos.
El Zoológico de Santa Cruz, aunque no es lujoso, sus animales se ven sanos y cómodos. El jaguar negro con su pelaje brillante y sus ojos verdes te mira con odio, cada que sus garras acarician el piso, sus músculos forman bolas de carne templada. Su cuello, que parece el de un toro, produce un rugido aterrador
Buen sitio para visitar.
Buen sitio para visitar.
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